Debí fijarme en las señales aquel entonces cuando me dijo que tú eras su mejor amigo y ahora se larga, larga, larga y te ha robado, robado, robado. Empezó a vestirse como yo y a hablar como yo me malhumoraba. Empezó a llamarte a las tantas de la mañana ¿Desde cuando hace eso? Sólo quiero estar ahí cuando descubras, cuando te despiertes por la mañana al lado de tu nuevo amor, quizá te cocine el desayuno y te ame en la ducha, la sensación del momento, porque ella no tiene lo que es nuestro. Ella no es yo, ni tiene mi nombre, nunca tendrá lo que yo tengo. No será lo mismo. Debí haber visto las señales cuando estuviste aquí. Desde otro punto de vista está todo claro. Te me estaba arrebatando, arrebatando, arrebatando y ahora tú lo estás sintiendo, sintiendo, sintiendo. Empezó a teñirse el pelo y a ponerse el mismo perfume que yo, empezó a leer mis libros, a robarme mis looks y mi lencería. Si alguien quiere modernizarte un poco y salir un rato contigo y hacer todo lo que te gusta vas a tener que verlo. Se lame los labios y guiña los ojos, ella no es yo. Tiene unas piernas larguísimas y un pelo precioso. Ella no es yo. Devota a tí de por vida una bonita esposa, ella no es yo. Si te molestas un poco te garantizo que verás que ella no es yo. Nunca olvides que ella no es yo y nunca lo será.
Madonna.
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